EL PROFESOR DE RELIGIÓN
Antonio Cañizares
Ex-Presidente de la Comisión de Enseñanza y Catequesis de la
Conferencia Episcopal
Prefecto de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos
El profesor de Religión del tercer milenio, como siempre ha sido o
debiera haber sido, ha de ser alguien que hable de Dios con palabras
fuertes y verdaderas, no de oídas, no con un discurso abstracto, no
con un sistema abstracto de valores y verdades. Se trata del
testimonio de algo que a uno le ha sucedido en la vida, del
testimonio de la redención de Jesucristo, de la que brota una vida
nueva, una mirada nueva sobre la realidad. Ha de hablar de Dios
viviendo, obrando y hablando de cualquier cosa, porque o Dios tiene
que ver con todo o no tiene que ver con nada. Pero si no tiene que
ver con nada, entonces, tampoco tiene ningún interés para el hombre.
El primer lenguaje del hombre es su propia vida. El testimonio del
profesor de Religión católica, testimonio cristiano, sólo puede
evitar ser un discurso vacío si se da en la vida, y al hilo de la
vida; si se habla con todo lo que uno es y hace, con toda la
espesura de su humanidad, que es la de los demás hombres, sus
contemporáneos, y, más en concreto, la de sus alumnos. Por su
fidelidad a su tarea específicamente escolar, ha de poder ofrecer a
los niños y adolescentes los elementos del suelo nutricio de su
cultura, profundamente conformada por creencias, costumbres,
valores, ritos y modelos de vida cristianos; y ha de poder
ofrecerlos, en toda su verdad y realidad, es decir, mediante una
presentación creyente de los mismos. El profesor de Religión
católica está obligado a una presentación objetiva y verdadera de lo
que constituye la fe católica, el mensaje y acontecimiento cristiano
en toda su verdad e integridad, la vida y enseñanza de la Iglesia
tal como ella cree, vive y celebra. No sólo ha de hacer una
presentación íntegra y fiel, sino que, para que sea en toda su
verdad, ha de hacerla desde la fe y mostrando, como testigo de esa
fe, la verdad de la salvación que esa fe entraña y comporta para el
hombre. Sólo podrá presentar en su verdad la religión católica, por
fidelidad a la escuela y a su misión, si habla desde la comunión con
la Iglesia.
"El profesor
de Religión Católica en el tercer milenio", en: "La enseñanza de la
Religión, una propuesta de vida" (PPC)
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