Santa Teresa de Jesús (15 octubre)
El relato que la santa nos dejó en su "Autobiografía" sobre sus visiones
y experiencias espirituales da muestra de una extraordinaria sencillez
de estilo y de una preocupación constante por no exagerar los hechos. La
Iglesia califica de "celestial" la doctrina de Santa Teresa, en la
oración del día de su fiesta. Las obras de la mística Doctora" ponen al
descubierto los rincones más recónditos del alma humana. La santa
explica con una claridad casi increíble las experiencias más inefables. Y
debe hacerse notar que Teresa era una mujer relativamente inculta, que
escribió sus experiencias en la común lengua castellana de los
habitantes de Avila, que ella había aprendido "en el regazo de su
madre"; una mujer que escribió sin valerse de otros libros, sin haber
estudiado previamente las obras místicas y sin tener ganas de escribir,
porque ello le impedía dedicarse a hilar; una mujer, en fin, que sometió
sin reservas sus escritos al juicio de su confesor y sobre todo, al
juicio de la Iglesia. La santa empezó a escribir su autobiografía por
mandato de su confesor" "La obediencia se prueba de diferentes maneras".
Por otra parte, el mejor comentario de las obras de la santa es la
paciencia con que sobrellevó las enfermedades, las acusaciones y los
desengaños; la confianza absoluta con que acudía en todas las tormentas y
dificultades al Redentor crucificado y el invencible valor que demostró
en todas las penas y persecuciones. Los escritos de Santa Teresa
subrayan sobre todo el espíritu de oración, la manera de practicarlo y
los frutos que produce. Como la santa escribió precisamente en la época
en que estaba consagrada a la difícil tarea de fundar conventos de
carmelitas reformadas, sus obras, prescindiendo de su naturaleza y
contenido, dan testimonio de su vigor, industriosidad y capacidad de
recogimiento.
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