San Francisco de Asis (4 octubre)
Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son la alabanza, la gloria
y el honor; tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno
el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el
hermano sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y
lleva por los cielos noticia de su autor.
Y por la hermana luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que
tu poder creó, tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, y brillan
en los cielos: ¡loado, mi Señor!
Y por la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta,
humilde: ¡loado, mi Señor! Por el hermano fuego, que alumbra al irse el
sol, y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor!
Y por la hermana tierra, que es toda bendición, la hermana madre tierra,
que da en toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y
nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!
Y por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la
tribulación: ¡felices los que sufren en paz con el dolor, porque les
llega el tiempo de la consolación!
Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor! Ningún viviente escapa de su
persecución; ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los
que cumplen la voluntad de Dios!
¡No probarán la muerte de la condenación! Servidle con ternura y humilde
corazón. Agradeced sus dones, cantad su creación. Las criaturas todas,
load a mi Señor. Amén.
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